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La Orden de la Visitación no ha sido obra de personajes de leyenda, sino de santos de los tiempos modernos, cuya vida, actuaciones, escritos y milagros se pueden estudiar y comprobar a la luz de la crítica más severa.

 

Su infancia

San Francisco de Sales nación en el antiguo y pintoresco Castillo de Sales, en el entonces Ducado de Saboya, el 21 de Agosto de 1567. Si el medio familiar era profundamente cristiano, alrededor se respiraba el ambiente de discordia y desorden creado por las luchas que suscitaban el luteranismo y el calvinismo. De esta doble influencia Francisco extrajo una Fe profunda y un deseo ardiente de defender la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.

La Primera palabra que salió de los labios del niño, fue digna del futuro autor del tratado del Amor de Dios: Dios y mi madre me aman mucho. Ricamente dotado por la naturaleza y por la gracia, llegó a ser un hombre completo, Impulsado por el deseo de entregarso al servicio de Dios, a los 11 años obtuvo permiso de sus padres para recibir la tonsua; su resolución era tan firme que no se habría apartado de ella ni por un reino. A los 15 años pasó a estudiar a la universidad de Paris, luego a la Universidad de Padua, de donde regresó a su Patria con el doble título de Doctor en Derecho Civil y Sagrada Teología.

 

Escritor

Su vocación de escritor comenzó a perfilarse: Durante sus estudios en Paris (1.585-1.586) escribió sus "Ensayos sobre la ética cristiana". Cuando estudiaba en Padua de 1.589 a 1.592, terminó las "Observaciones teológicas", donde recoge el fruto de sus estudios sobre la gracia y la predestinación. También en Padua escribió para su uso una etensa "Regla de Conducta" en la que expone los principios y las prácticas fundamentales de su doctrina.

Las almas santas se buscan y se encuentran. Francisco de Sales, aun estudiante, encontró en una plaza de Roma a Felipe Neri rodeado de sus hijos espirituales. El apóstol de los romanos, de edad de 77 años, se aproximó al joven y lo besó en la frente diciendo después a los que lo acompañaban: "Yo ha dado un beso en la frente a un Santo". Con este beso y este abrazo, Felipe, ¿no comunicaría a Francisco la llama ardiente de amor a Dios y a las almas?

 

Sacerdote

Ya en medio de su familia comprendió que su padre ambicionaba hacerlo Senador para gloria de la Casa de Sales y sólo después de larga lucha, logro, Francisco, llegar al día de su ordenación sacerdotal: el 18 de Diciembre de 1.593. Siendo aun Subdiácono escribió los "Estatutos de la Cofradía de la Santa Cruz", fundada por él.

La Víspera de su ordenación escribía a su amigo Antonio Favre: Voy a ser promovido a la augusta dignidad del Sacerdocio...tal transformación es la más gloriosa que pueda lograrse en este bajo mundo. Ninguna misión más ardua podría ser confiada a los mortales que tener entre sus manos y producir con su palabran a Aquel a quien los ángeles no pueden abrazar con su pensammiento ni celebrar suficientemente con dignas alabanzas...con todo, no creáis que los santos misterios me inspiren tal espanto que no dejen lugar a la esperanza y a la alegria. Me regocijo, sobre todo, de desempeñar el Oficio supremo: La Oblación del Cordero.

 

Apóstol

Una dificil misión fue confiada al celo de un joven sacerdote: conquistar para la Iglesia Católica la provincia del Chablais, dominada por el protestantismo desde hacía casi sesenta años. Los principios fueron penosos. Sólo, sin recursos y rodeado de mil peligros, se llegó a temer un fracaso; pero su valor, su paciencia, su serenidad, sobre todo, su dulzura, terminaron por convertir a más de 70.000 herejes. A los principios le fue imposible hacerse oir de los extraviados y deseoso de hacer brillar ante sus ojos la luz de la verdad, se resolvió a escribir las Controversias, dirigidas a los habitantes de Thonon, libro admirable, pues en 1.870, cuando en el Concilio Vaticano I se deatía lo relativo a la infabilidad pontificia, se leyó delante de los Padres el pasaje de las Controversias donde Francisco de Sales da al Papa el nombre de confirmador infalible...La sensación fue profunda en la augusta asamblea y, esta palabra pronunciada casi tres siglos antes por un Santo, acabó por producir la convicción en cierto número de Prelados que vacilaban todavía. Por eso, Pio IX, en el Decreto del Doctorado del Santo, dijo: "En lo que concierne a la autoridad, sl primado de jurisdicción y a la infabilidad del Romano Pontífice, San Francisco de Sales ha defendido estas verdades con tanta ciencia y claridad, que aun parece haber preludiado las definiciones del Concilio Vaticano". El Santo Fundador legó a sus Hijas la preciosa herencia de amor y fidelidad a la Santa Sede. En la misma época de la misión del Chablais Francisco escribió un "Tratado sobre la demonomanía", unas disertaciones sobre la Sagrada Eucaristía y también sobre la Virginidad de María.

 

Obispo

Consagrado Obispo el 8 de Diciembre de 1.602, durante ceremonia de su consagración episcopal, fue favorecido con la visión clara y distinta de la Santísima Trinidad, que según Santa Teresa de Jesús, es una de las gracias que Dios concede a quienes han llegado a la unión transformante. Al nuevo Consagrado le fue dado conocer en visión intelectual, cómo la adorable Trinidad obraba interiormente lo que los tres Obispos consagrantes hacían exteriormente, imprimiendo en su alma la gracia que expresan los signos sacramentales. Esto fue algo vivo y poderoso que ancló su vida en el misterio trinitario produciendo en su alma gran quietud y en su porte, majestad, gravedad y reverencia de la dignidad episcopal. El Santo obispo escribió un docto Tratado en latín sobre la Santísima Trinidad.

 

Su personalidad

Viniendo a la personalidad de San Francisco de Sales, digamos que fue el santo de la discreción, virtud que San Antonio Abad juzgó ser la más importante en el camino de la perfección. Francisco no conoció nunca los movimientos extremos que llevan a la práctica de una virtud a expensas de otra.  Gracias al equilibrio perfecto de sus facultades y a la pureza seráfica de sus intenciones sobrenaturales, se encontró siempre al abrigo de todo extravío, y asi se desarrollaba en él la virtud soberana en la que no es posible excederse: la caridad comprendida según el sentido evangélico, es decir, el amor a la Voluntad de Dios. Así reune Francisco de Sales las virtudes más opuestas en apariencia, en un grado de perfección de que pocos ejemplos se ven en las vidas de los santos: el intrépido valor del combatiente y la prudencia del jefe; las santas audacias del celo y la reserva de la moderación; la firmeza para reprender  y la indulgencia para soportar. Su fuerza de alma es tal, que le hace heróico en su dulzura y abnegación. Se admira en él una invencible energía bajo las apariencias más suaves; una tranquilidad imperturbable en una incesante actividad; un recogimiento continuo que le tiene siempre unido a Dios, una caridad desbordante que lo hace todo para todos; en fin, un conjunto de cualidades excepcionales que la preciosa virtud de la discreción preserva de todo exceso y que hace del Obispo de Ginebra una de las imágenes más sorprendentes del Salvador, uno de los más grandes místicos de la Iglesia, siendo al mismo tiempo uno de los más completos modelos de vida apostólica y de abnegación pastoral. Obra de arte ejecutada por el mayor artista que existió jamás que es el Espíritu Santo. Obediente a las mociones del divino Espíritu principalmente en la obra para la que lo destinaba, pudo asegurar más tarde: Vuestras reglas no son obra del espíritu humano, sino del Espíritu Ssanto; os aseguro que no he puessto nada en ellas sino por su inspiración.

Hacer resaltar la discreción como distintivo especial de la santidad de San Francisco de Sales es proyectar ya una luz sobre la Orden de la Visitación, objeto de sus desvelos durante los doce últimos años de su vida. Veamos pues, cómo preparó Dios la fundación de este Instituto.

 

Algunos de sus Libros:

En las Fuentes de la Alegría: http://www.obracultural.org/textospdf/EN%20LAS%20FUENTES%20DE%20LA%20ALEGRIA.pdf

Introducción a la Vida Devota: http://www.dfists.ua.es/~gil/intro-vida-devota.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REVELACIÓN DE SAN FRANCISCO DE SALES

San Francisco de Sales tenía los sentimientos que se han expresado anteriormente, cuando Dios le hizo conocer que esta Obra estaba en verdad confiada a su celo. En Febrero de 1.604, prolongaba en la capilla del castillo de Sales su acción de gracias después de la Santa Misa. De repente, con los ojos del espíritu, conoció las personas con quienes debia comenzar la obra: una mujer vestida de negro, de rostro grave y pudoroso, acompañada de dos jóvenes vestidas casi lo mismo. La futura expansión del Instituto le fue mostrada bajo dos formas diferentes: Un árbol plantado en el fondo de un valle, extendía sus ramas por todo el mundo; y un arroyo de agua dulce, muy pequeño en su nacimiento, pero que se ensanchaba  y dividía en hermosos arroyos y grandes ríos.

Pocos días después de este hecho, que fue afirmado bajo la fe del juramento, después de la muerte del Santo, viajaba a Borgoña, invitado por los Regidores de Dijon a predicar la Cuaresma en la Santa Capilla.

 

Busca a Dios

Fue desde el púlpio de Dijon donde conoció a aquella mujer vestida de negro, de rostro grave y pudoroso, que debía cooerar a su obra. Era Juana Francisca Fremiot de Chantal, que contaba entonces 32 años de edad. Había crecido en medio de las ruinas causadas a la Iglesia por el protestantismo y esto, precisamente, contribuyó a arraigar más profundamente la Fe en su alma viril y a hacerla amar más ardientemente a la Iglesia Católica.

 

En 1.601, después de ocho años de feliz matrimonio, al quedar viuda, estuvo a punto de morir de pena. ¿Qué valen los amores humanos si un accidente acaba con ellos? Su corazón ensangrentado que necesitaba un amor eterno, empezó a buscar a Dios con toda la energía de su fuerte voluntad. Así como a consecuencia de una bala de cañón Ssan Ignacio orientó su carrera hacia Dios y llegó a ser Fundador de la Compañía de Jesús, así Juana Francisca de Chantal, con la bala que dio muerte a su marido, fue herida en lo más intimo de su ser y precisamente por esa herida, la gracia penetró a raudales. La Divina Providencia la destinaba a ser Fundadora de una Orden cuyo sello distintivo debía ser la humildad y la sencillez. Así por medio de las humillaciones que tuvo que sufrir en casa de su suegro, bajo la férula de una criada envalentonada, en el olvido de sí misma, fue subiendo al encuentro del Señor. Dios edifica sobre la humildad y el renunciamiento; y aquella que más tarde debía manda, aprendía a obedecer en condiciones particularmente difíciles. 

En su anhelo de santidad, pedía insistentemente a Dios un guía que le mostrara la divina Voluntad, prometiendo hacer cuanto él le dijera. Este guía le fue mostrado poco después en forma misteriosa: como de costumbre rogaba para que Dios le mostrara al que debía conducirla a Él, de repente, vio un Obispo desconocido, de aspecto angelical, mientras una voz le decía: "Este es el guía amado de Dios y de los hombres, en cuyas manos reposará tu conciencia".

 

Encuentra a su Director Espiritual

El viernes después de Ceniza de 1.604, vio por primera vez en el púlpito a San Francisco de Sales y al instante lo reconoció como el guía que le había sido mostrado. Por su parte, el predicador la identificó al punto pero sólo al final de la Cuaresma hubo una verdadera comunicación. Las relaciones de los dos santos llevan el sello de la más sobrenatural discreción, de una elevación que no tiene nada de terreno. Así pues, los dos Fundadores se conocieron primeramente en Dios y a la sombra del Tabernáculo se reconocieron, pero solamente seis meses después el Santo se hizo cargo de la dirección de la Señora de Chantal y fue principalmente por medio de cartas como cumplió su oficio de ángel conductor. Dios es admirable en sus obras: Unió a San Francisco de Sales y a Santa Juana de Chantal para que de esta unión sobrenatural naciera la Orden de la Visitación, según el plan inspirado por Él mismo. El genio del Santo es múltiple y diverso pero hay en Él una visible unidad. Su pensamiento dominante, como ya se ha dicho, es este: El amor es el que da valor a todas nuestras obras. No es por la grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con que las hacemos. Aceptar las condiciones de vida, aceptarse cada uno a sí mismo, cumplir los deberes de estado por amor de Dios, esto es lo más difícil, pero también lo más importante.

Su ideal de establecer una nueva forma de vida religiosa es un aspecto de este mismo pensamiento. En su época la vida religiosa para las mujeres no podía ser sino de grandes austeridades. El había palpado en su contacto con las alma que, sin amor, las más rudas penitencias carecen de valor. Veía en el mar del mndo muchas jóvenes y mujeres cuyas barcas eran frágiles para bogar en alta mar con las austeras Ordenes religiosas. Tenía la ambición de conducir esas modestas barquitas, a un puerto pequeño, humilde y tranquilo, desde donde partirían para hacer el mismo viaje y arribar a la Patria eterna, única cosa iportante, al fin y al cabo. Pensaba separar estas almas del mundo no por impenetrables rejas, sino por un amor excesivo; su velo sería la modestia, no llevarían los pies descalzos, pero, en cambio, tendrían el corazón muy despojado de todo; y si a los ojos del mundo que tanto aprecia las cosas brillantes, su obra perdía prestigio, esto era algo que lo trasportaba de alegría. Soñaba con una vida totalmente escondida en Dios y enteramente común a los ojos del mundo. Pues bien, cuando la Señora de Chantal encontró al Santo Obispo, ella pensaba como todo el mundo. Su corazón vigoroso la inclinaba a las asperezas del Camelo. San Francisco de Ssales decía con toda verdad hablando de ella: No sé si he encontrado un alma más fuerte en un cuerpo femenino. La Santa había grabado sobre su pecho el nombre de Jesús con un hierro ardiente y esto nos muestra la firmeza de una voluntad que quiere cerrarse todo camino de retorno. Su naturaleza heróica la inclinaba hacia el rigor, hacia los extremos y por eso soñaba con partir, desaparecer, sepultarse viva, quemar en una ardiente hoguera los jorones del pasado y oponer entre ella y el recuerdo de su felicidad perdida, la inflanqueable barrera de la vida claustrada. Y sin embargo, es ella quien va a realizar el designio de benignidad del Santo Obispo.

 

La Madre de Chantal no ha querido nunca que la llamaran fundadora de la Visitación, En realidad, la idea es de San Francisco de Sales; pero sin ella, la Orden no habría existido. Pr eso, porque le ha dado la vida, es su verdadera Madre. Lenta y suavemente el Santo fue haciéndole recibir y asimilar la idea. Cuando ella la hubo comprendido, todos sus recursos y energías se emplearon en llevarla a cabo y así con la más suave y acertada de las direcciones, llegó a abrazar, a defender y propagar, no el género de vida que naturalmente la entusiasmaba, sino que abrazó con toda la viveza de sus fuerzas los medios de acción señalados por los designios de Dios.

 

Salida del mundo

 

La Señora de Chantal deseaba ardientemente consagrarse del tdo al servicio de Dios y buscaba la perfecció con una ansiedad e inquietud que su santo Director no lograba calmar toalmente. Le sucedió que una mañana estando un poco adormecida, le pareció que pasaa por delante de una iglesia donde muchas personas albaban a Dios con alegría. Quiso entrar por la puerta mayor, pero fue rechazada y oyó distintamente una voz que le dijo "Es preciso ir más lejos: tú no entrarás nunca en el sagrado reposo de los hijos de Dios sino por la puerta de San Claudio".

San Francisco de Sales prosiguió suavemente la dirección de Juana Francisca de Chantal, pero solamente el 4 de Junio de 1.607, después de haberla probado de muchas maneras, le descubrió el plan del Instituto que estaba meditando y la parte que a ella le correspondía. A esta preposición dice la Santa, sentí de repente una gran corresondencia interior, con una dulce satisfacción y una luz que me aseguraba que esta era la voluntad de Dios. Su enérgica voluntad estaba ya totalmente dirigida hacia esta meta, pero, ¡cuántos obstáculos y dificultades! Fue preciso esperar tres años, pues se trataba de una viuda, madre de cuatro hijos pequeños, que ebía dejar su patria para trasladarse a Annecy.

Forzada por el deseo  de Dios y ayudada por circunstancias providenciales, la Santa Baronesa dispuso todo para su salida del mundo con una prudencia y fortaleza no comunes en su sexo, de suerte, pues, que según San Francisco de Sales, los buenos encontrarían mucho que alabar en esto, y los maliciosos hijos del mundo no sabrían sobre que fundarse para formar sus maledicencias.

 

La Santa salió de Dijon el 29 de Marzo de 1.610 y para comprender lo doloroso de la despedida, basta recordar lo que era este corazón de madre y de hija, corazón vigoroso que sentía y amaba con fuerza poderosa. Es conocida la escena en que aparece el joven Barón de Chantal, echándose al suelo atravesado en la puerta en el momento de la partida de su madre; las lágrimas de ésta, pero también su firmeza en seguir adelante,pasando por encima de su hijo. El último abrazo, la bendición de su anciano padre, a quien nunca volvería a ver.

¡Jamás se apreciará suficientemente lo que ha costado el establecimiento de la visitación!. ¡Cuántos sacrificios dolorosos, que serán seguidos de otros aun más cosotosos! Indudablemente, el vaor de la Santa aumentarba recordando una visión que tuvo en la capilla de su Castillo. Dios le mostró una tropa innumerable de vírgenes y de viudas que venían a ella; y le fue dicho: "Mi verdadero siervo y tú tendréis esta generación, pero quiero que sea Santa". Como el pájaro que se escapa de las redes del cazador, así la Baronesa de Chantal se complacía en cantar su santa libertad en el curso de su viaje.

 

Después de Pascua el Obispo se ocupó activamente en conseguir la casa que debía ser la cuna de la futura Congregación. Contaba con una casa ofrecida por la Señora de Cusy, pero habiendo retirado el ofrecimiento, después de muchas idas y venidas, adquirió la Casita de la Galería, cuna de la Orden, santificada con las virtudes de las primeras Madres y donde resonaron las palabras del dulce Padre formando a sus primeras hijas.

San Francisco de Sales

Santa Juana Francisca de Chantal

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